
Cierta vez murieron
dos miembros de una iglesia el mismo día, un predicador de cuarenta años y una
viejita de casi cien años , la Iglesia se entristeceu mucho, pero todos tenían
la conciencia que ambos partieron para el Señor.
Y así sucedió los dos
fueron salvos y fueron para el cielo vivir con el Señor.
Llegando allá los
ángeles los recibieron y ahora tomarían posesión de sus nuevas vistes: un
vestido, alparcas y una corona.
Pasaron por la sala
de los vestidos, pasaron por la sala de las alparcas, y cuando llegaron a la
sala de las coronas habían dos coronas esperándolos, una corona era bien simple
y poco adornada y el suyo brillo no era tan fuerte así, pero la otra era
adornada por entera, llena de piedras preciosas y el suyo brillo era esplendido
como la luz del sol, cuando el predicador vio la corona esplendida dije al
ángel de la recepción:
_Puedo, tomar
posesión de mi corona?
Y fue inmediatamente
en dirección la corona adornada, entonces el ángel dijo:
_Predicador, esta no
es su corona, pero sí la otra.
Predicador: Pero como
así, yo hice tanto cosas allá en bajo, prediqué, revelé, estremecí templos,
profeticé en la vida de tantas personas.
Ángel: Todo esto que usted dije es verdad, pero allá en bajo aún usted
recibió el galardón de todas estas cosas, pues usted siempre tocó trompeta
delante de los hombres.
Predicador: Usted
quiere decirme que esta corona brillante es de esta hermana? Pero ella nunca
hizo nada.
Ángel: Dijiste bien, cuando dijiste hermanita, pues ella siempre fue a la
menor en vuestra congregación, Esta mujer fue a la mayor intercesora de su
ministerio, orando y ayunando por su vida, y todo lo que ella hizo siempre hizo
en silencio, rechazando la gloria de los hombres y por eso el Señor nuestro
Dios, halló ella digna de tal corona.
Reflexión
La moral de esta
ilustración no es afirmar que todos los predicadores van a ser los menores en
el reino de los cielos, pero sí en los concientizar que todo debe ser hecho en
alabanza y glorias a Dios.
Pues él es digno de
toda honra, gloria y poder.
El mayor no es aquel
que predica, profetiza o revela, pero sí aquel que hace todo para el Señor y
por el Señor
Cuando, pues, des
limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en
las sinagogas y en las calles, para ser glorificados por los hombres. En
verdad os digo que ya recibieron su galardón
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